Me despidieron

Spotify. Despedidos. 2% de su fuerza de trabajo. Cuánta gente talentosa habrá salido para que la compañía sobreviva. Y cuánta gente se estará cuestionando su valor.

Me despidieron

Hace unos días regresé a leer noticias de tecnología. Antes lo hacía por trabajo, ahora quiero ver qué pasa.

Encontré una noticia de Spotify: Despedidos. 2% de su fuerza de trabajo. De la división de podcast. Me pregunto cuánta gente talentosa habrá salido para que la compañía sobreviva. Y cuánta gente se estará cuestionando su valor.

Recordé los layoffs que me han tocado ver. En mi primer trabajo lo viví. La instrucción fue despedir a una persona por cada área. Sin importar si en una, todas eran brillantes o en otra, mediocres.

En mi último trabajo vi a la gente más talentosa que he conocido ser despedida. Porque cuando uno se sube al toro de las industrias tecnológicas, es fácil caer; entiendes que no es por mérito, compromiso o talento, sino una mezcla de varios factores que se reducen al momento, el lugar y las circunstancias adecuadas.

Y no es cuestión de culpar a nadie. Al final del día, nuestro instinto como personas y el de las organizaciones es sobrevivir.

Después de 4 años de trabajar en tecnología, una pandemia llena de recortes y despidos injustificados, y considerando que conseguí mi primer trabajo a los 17, ya me consideraba sobreviviente.

Pero hay una brecha grande entre vivir y sobrevivir. Y yo sabía que algún día, muy pronto, me iba a caer del toro.

Por un viejo hacker, también sabía que está bien caerse y que no sirve tomárselo personal:

”Tiendo a pensar en el empleo en tecnología como montar un toro. No soy un gran espectador de montar toros, pero por lo poco que he visto, realmente no se trata de si te vas a quedar en el toro o no. Te van a tirar, solo es cuestión de cuándo.

Espero llegar hasta la jubilación y ser el tipo raro que permanece en el toro, pero nunca se sabe. Sin embargo, me gusta asumir que si me tiran, me levantaré, me sacudiré el polvo y pasaré al siguiente toro.

Ese es realmente el primer consejo que daré; no tome perder un trabajo o tener que cambiar de trabajo demasiado personal, porque es casi seguro que sucederá en algún momento”.

Releí varias veces este texto en los últimos años y llegué a esta conclusión: No hay razón por la cual huir a un despido. Especialmente a uno que le cae bien a la empresa y a ti.

Se aprende mucho arriba del toro. Yo estos últimos 4 años crecí muchísimo, aprendí de personas extremadamente creativas e inteligentes. Viajé. Hablé en foros espectaculares. Escuché a gente admirable. Bailé y me divertí muchísimo. No tengo más que agradecimiento por decidir subirme al toro y por todas las personas que me enseñaron en el camino.

Por supuesto, tuve momentos tristes. Me enojé, me frustré y tambaleé varias veces antes de caer. Así es la vida, ¿o no?

Como dice mi querido Piolo: ¡ESTAMOS VIVAS, CARAJO!

Ya no vivimos un mundo de seguridad laboral, pero hay cosas distintas. Incluso mejores. Siempre habrá nuevos toros, y si no te gustan los toros, te podrás inventar un unicornio para montar.

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Y sólo para decirlo bien claro, voy a ponerme de pechito para quienes vienen atrás o han pasado por esto:

Me despidieron: esas son las palabras que había intentado decir cuando me preguntaban (Y vaya que me han preguntado). No lo hice antes, por miedo a la crítica o al ridículo.

Hoy estoy en paz con ese hecho, así que vine a contártelo, porque considerando cómo está la industria, quizá a alguien más le haga bien leerlo.


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